"RATIFICAMOS PÚBLICAMENTE QUE FORMAN PARTE DE NUESTRA COMUNIDAD, Y QUE SON MIEMBROS DE ESTA FAMILIA DE CARMELITAS DESCALZAS, PARA QUE DESDE AHORA TODO LO TENGAN EN COMÚN CON NOSOTRAS".
"EN VERDAD ES JUSTO, SEÑOR, que cantemos tus alabanzas, pues eres Tú, quien hace germinar los santos propósitos; Tú, quien los llevas a término.
Por medio de tu HIJO, en el ESPÍRITU SANTO, creaste con amor inefable la familia humana, y tu amor para con ella fue tan grande, que la enriqueciste como a una esposa, haciéndola semejante a Ti, y dándole parte en tu misma vida eterna.
Cuando ella, por engaño del demonio, faltó a la fidelidad, rompiendo su alianza contigo, Tú, no la excluiste del pacto nupcial, sino que, impulsado por tu amor constante, restauraste la antigua alianza en Noé, tu siervo.
Más adelante, de la descendencia del fiel Abraham, elegiste una estirpe más numerosa que las estrellas, y por medio de Moisés, tu siervo, confirmaste tu alianza en las tablas de la Ley.
En este pueblo de tu predilección, siempre florecieron santas mujeres, insignes en piedad y fortaleza, preclaras por la justicia y la fe.
Cuando llegó la etapa final de la historia, suscitaste de la raíz de Jesé una Virgen, y sobre ella vino el Espíritu Santo y la cubrió con su sombra, para que, por medio de un parto inmaculado, diera a luz al REDENTOR DEL MUNDO.
EL HIJO de la VIRGEN se hizo pobre, humilde y obediente, y fue para todos causa y ejemplo de santidad; fundó la Iglesia, su Esposa y tanto la amó que se entregó por ella y la purificó con su Sangre.
Tú, Señor, en tu providencia, dispusiste que innumerables hijas siguieran las huellas de Cristo, para que, siguiendo a tu HIJO, merecieran llegar a ser sus esposas.
Por ellas florece la Santa Iglesia con admirable variedad de dones, como esposa adornada de joyas; como Reina vestida de majestad, como madre que se alegra por sus hijos.
Te pedimos, pues, PADRE, que envíes sobre estas hijas tuyas el fuego del Paráclito, para que alimente siempre la llama de aquel propósito que El mismo hizo germinar en sus corazones.
Resplandezca en ellas, SEÑOR, todo el resplandor de su Bautismo y la ejemplaridad de una vida santa; que, fortalecida por los vínculos de la PROFESIÓN RELIGIOSA, se unan a Ti, en ferviente caridad.
Sean siempre fiel a CRISTO, SU ÚNICO ESPOSO; amen a la Madre iglesia con una caridad activa y sirvan a todos los hombres con amor sobrenatural, siendo para ellos testimonio de los bienes futuros y de la esperanza bienaventurada.
Señor, PADRE SANTO, dirige los pasos de estas siervas tuyas y protégelas en sus caminos, para que cuando llegue al tribunal del REY supremo, no tema la sentencia del Juez, sino que reconozca la voz del Esposo que le invita a las nupcias eternas. Por Jesucristo Nuestro Señor".
"Bendición Solemne y Consagración de las Profesas"